lunes, 8 de septiembre de 2014

La vendedora de palabras



Belisa Crepusculario observa al Coronel un tanto curiosa por la seguridad que expresaba creyendo que con aquel discurso las personas lo adorarían. Finalmente, le dice:

- “Coronel, le advierto algo”- realiza una pausa- “el hecho de haber escrito un buen discurso, no garantiza que vaya a tener éxito como candidato”.

- ¿Qué quiere decir?- pregunta el coronel un poco preocupado- ¿Cómo es eso que no voy a tener éxito?

- Me refiero a que un discurso es más que un conjunto de palabras y frases entrelazadas. Las palabras pueden llevarlo al éxito o al fracaso dependiendo de cómo las utilice y a quienes se dirija. Por eso le advierto, si de verdad quiere alcanzar el éxito, debe saber cómo emplear muy bien estas palabras que le estoy vendiendo.

El coronel un tanto asustado le pregunta a Belisa- Y ¿cómo puedo saberlo?

- Coronel- contesta la mujer y, como si estuviera ocultando algo se le acerca y le susurra algo al oído.

De repente, el Coronel se aleja asustado de Belisa Crepusculario quien no dejaba de mirarlo fijamente emitiendo un sonido extraño a través de su boca.

 

Casi siempre, los momentos de crisis nos hacen reflexionar y querer buscar una solución, un cambio y en ese instante es cuando nos desviamos del camino que veníamos siguiendo y que nos mantenía en un estado de miseria.

Una vez que salimos de ese recorrido nos damos cuenta de que las oportunidades pueden llegar sin avisar, o como dicen, “cuando menos las esperas”. Sólo es cuestión de aprovecharlas: en este caso Belisa Crepusculario se da cuenta de que las palabras pueden ser comercializadas y decide “vender palabras”.

Mientras recorremos el nuevo camino pueden ocurrir acontecimientos inesperados y/o misteriosos que nos pueden desvariar de la rutina y conocer otra forma de vida y de pensar: en el texto, Belisa Crepusculario se encuentra con el coronel y el mulato y, aquel le pide que le haga un discurso para hacerse presidente.

Las palabras pueden influir sobre las personas según el significado que tengan. No importa tanto las palabras por sí solas, sino, más bien, la interpretación que hacemos de ellas. Dar un buen discurso significa utilizar las palabras adecuadas, además de otras variables: Las palabras del discurso de Belisa Crepusculario habían causado gran sensación entre los presentes en la sala.

Dependiendo de cómo usemos las palabras, dependiendo de la finalidad para la cual las empleemos, éstas pueden causar efectos beneficiosos o, por el contrario, pueden causar daño a la persona que las utiliza:

Curiosamente, al final del texto, Belisa Crepusculario le regala al coronel dos palabras de uso exclusivo, sin embargo, no se sabe cuáles son. El coronel las acepta sin darle mayor importancia, pero, de alguna manera, esas palabras tienen algún efecto extraño en él, ya que su expresión cambia una vez que Belisa Crepusculario se las dice.

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