La verdad es que me has invisibilizado de tu vida. Técnicamente me has borrado de ella, de cualquier forma de cualquier medio. Ahora no sabes nada de mí y creo que no te interesa saberlo. La verdad creo que ahora eres feliz o aparentas serlo, pero tu mirada dice algo distinto. Siento que no pertenezco, ni pertenecí a tu vida, es como si quisieras soplarme como al polvo de una repisa y hacerlo desaparecer en el aire.
Pienso que aparentas para que nadie sepa lo que sientes realmente. Probablemente también aparentabas conmigo. Deberías parar un segundo, detenerte en la agitada vida y preguntarte para dónde quieres ir con esa actitud tuya de superioridad, por qué no entierras el orgullo que en tantos años ha formado una máscara difícil de romper, difícil de quitar. Una máscara que a los ojos de los demás demuestra ser alegre, jovial, pero que en realidad, no siempre es así, a veces quieres gritar o llorar, o simplemente no hablar.
No sé la verdad si el hecho de quererte habrá llegado a tu corazón, porque si tanto orgullo albergas en tu interior, dejarte amar debió haberte resultado muy complicado para ti. Quizá yo me equivoqué contigo. Quizá sólo querías entregarte al amor y lo arruiné todo, no lo sé. Posiblemente no me di cuenta... no vi lo que me dabas, lo que recibía y posiblemente no te daba lo mejor de mí.
Intentaba avanzar, tratando de olvidar aquello que alguna vez me dañó pero no dejaba de recordar, aferrada a lo que fue y a lo que pudo haber sido. Probablemente contigo me he equivocando viviendo en un tiempo pasado o en un tiempo futuro, olvidando lo que significaba vivir el presente junto a ti. A lo mejor nos olvidamos en el recuerdo, o nos olvidamos en un sueño no hecho realidad.
Ahora, en mi presente ya no estás, al menos no físicamente. Probablemente es un tiempo para recapacitar, pensar, vivir, conocer, experimentar, sanar... o no. No sé cómo estás, ni qué sientes, sólo espero que no duela como me duele a mí dejarte ir. A lo mejor encuentres lo que andabas buscando mientras nos encontramos, no lo sé... o dejes de buscar lo que no encontraste en mí.
Tengo ganas de verte pero también motivos para no hacerlo, me pregunto qué es lo mejor: ¿ser prudente o impulsiva? ¿dejarte o buscarte?... ¿cómo saber lo que hará menos daño o qué eliminará el dolor? El amor no tiene por qué ser doloroso, no tiene que ser un sufrimiento, debería ser lo contrario o, por lo menos, con muy pequeñas dosis de dolor...