lunes, 27 de enero de 2014

¿Cómo continuar?

Si me hablas, no logro entenderte. ¿Cómo lograste continuar tan rápido como si nada hubiera pasado?. Yo voy por la etapa de la resignación tratando de salir de la negación para llegar a la aceptación de algo que no podrá ser. Entonces dime, ¿Cómo lo haces?

Quizá no hayas amado lo suficiente. Quizá yo te ame más de lo que debía. No lo sé. ¿Cómo haces para seguir cuando el dolor todavía queda muy adentro? ¿Cómo entender que terminó algo que no tiene futuro y que el pasado no tiene presente?

Probablemente en algún momento lo entienda, no lo sé. Lo único que siento ahora es que hay días en los que quiero abrazarte y no soltarte, así como hay días que prefiero estar sola. La verdad no sé qué significa. ¿Acaso amar implica permanecer en un estado emocional permanente? ¿De alegrías sin sufrimientos? O ¿el dolor forma parte necesaria del amor? Lo único que tengo claro es que los límites los ponemos nosotros mismos.

Recibí una llamada tuya el día 25, del primer mes del año. Sólo una llamada que no pude atender y que tampoco devolví por temor a que me dijeras que fue una equivocación. Dicen que el miedo paraliza las acciones pero sólo puedo controlar mis acciones en estos momentos. Me limité a escribirte un mensaje, corto y conciso, sin embargo, no recibí respuesta alguna. Entonces, pensé que tu llamada sólo pudo haber sido una equivocación, un saludo o una despedida...

martes, 14 de enero de 2014

El hecho de quererte

La verdad es que me has invisibilizado de tu vida. Técnicamente me has borrado de ella, de cualquier forma de cualquier medio. Ahora no sabes nada de mí y creo que no te interesa saberlo. La verdad creo que ahora eres feliz o aparentas serlo, pero tu mirada dice algo distinto. Siento que no pertenezco, ni pertenecí a tu vida, es como si quisieras soplarme como al polvo de una repisa y hacerlo desaparecer en el aire.

Pienso que aparentas para que nadie sepa lo que sientes realmente. Probablemente también aparentabas conmigo. Deberías parar un segundo, detenerte en la agitada vida y preguntarte para dónde quieres ir con esa actitud tuya de superioridad, por qué no entierras el orgullo que en tantos años ha formado una máscara difícil de romper, difícil de quitar. Una máscara que a los ojos de los demás demuestra ser alegre, jovial,  pero que en realidad, no siempre es así, a veces quieres gritar o llorar, o simplemente no hablar.

No sé  la verdad si el hecho de quererte habrá llegado a tu corazón, porque si tanto orgullo albergas en tu interior, dejarte amar debió haberte resultado muy complicado para ti. Quizá yo me equivoqué contigo. Quizá sólo querías entregarte al amor y lo arruiné todo, no lo sé. Posiblemente no me di cuenta... no vi lo que me dabas, lo que recibía y posiblemente no te daba lo mejor de mí.

Intentaba avanzar, tratando de olvidar aquello que alguna vez me dañó pero no dejaba de recordar, aferrada a lo que fue y a lo que pudo haber sido. Probablemente contigo me he equivocando viviendo en un tiempo pasado o en un tiempo futuro, olvidando lo que significaba vivir el presente junto a ti. A lo mejor nos olvidamos en el recuerdo, o nos olvidamos en un sueño no hecho realidad.

Ahora, en mi presente ya no estás, al menos no físicamente. Probablemente es un tiempo para recapacitar, pensar, vivir, conocer, experimentar, sanar... o no. No sé cómo estás, ni qué sientes, sólo espero que no duela como me duele a mí dejarte ir. A lo mejor encuentres lo que andabas buscando mientras nos encontramos, no lo sé... o dejes de buscar lo que no encontraste en mí.

Tengo ganas de verte pero también motivos para no hacerlo, me pregunto qué es lo mejor: ¿ser prudente o impulsiva? ¿dejarte o buscarte?... ¿cómo saber lo que hará menos daño o qué eliminará el dolor? El amor no tiene por qué ser doloroso, no tiene que ser un sufrimiento, debería ser lo contrario o, por lo menos, con muy pequeñas dosis de dolor...

jueves, 9 de enero de 2014

El final del otoño

De pronto, tu aroma a naranja recién cortada , me llegó a lo lejos en aquel parque en el que solíamos transitar por horas día a día, todas las tardes mientras vivimos juntos.

Agarrada de tu mano sentí la sublime caricia del viento que nos rodeaba entre sus brazos, una mañana de otoño. Primero cálida y de repente fría como una noche de invierno.

Tu semblante neutral no emitía expresión alguna y temí que me gritarás o dejarás de mirarme. Un suspiro desde lo más profundo de tu alma me indicaba que era el final. Una mirada perdida me decía que ya no estabas ahí conmigo, por lo menos, no tu corazón.

¿Existe algo más fuerte que el amor? No lo se. Pero por ese "algo" nos alejamos de nosotros, dejamos de querernos, quizá. Ese "algo" lo vi en tu mirada, el último día que estuve a tu lado y me pronóstico el final de un "nosotros".

Ahora... No sé qué sucederá, qué nos prepara el porvenir. Probablemente no vuelva a verte y mi mente se encargará de cuidar a mi corazón, diciéndole que es lo mejor. Es posible que no vuelva a verte más o sólo por los momentos. Ahora... No quiero saber nada más.