lunes, 8 de septiembre de 2014

La vendedora de palabras



Belisa Crepusculario observa al Coronel un tanto curiosa por la seguridad que expresaba creyendo que con aquel discurso las personas lo adorarían. Finalmente, le dice:

- “Coronel, le advierto algo”- realiza una pausa- “el hecho de haber escrito un buen discurso, no garantiza que vaya a tener éxito como candidato”.

- ¿Qué quiere decir?- pregunta el coronel un poco preocupado- ¿Cómo es eso que no voy a tener éxito?

- Me refiero a que un discurso es más que un conjunto de palabras y frases entrelazadas. Las palabras pueden llevarlo al éxito o al fracaso dependiendo de cómo las utilice y a quienes se dirija. Por eso le advierto, si de verdad quiere alcanzar el éxito, debe saber cómo emplear muy bien estas palabras que le estoy vendiendo.

El coronel un tanto asustado le pregunta a Belisa- Y ¿cómo puedo saberlo?

- Coronel- contesta la mujer y, como si estuviera ocultando algo se le acerca y le susurra algo al oído.

De repente, el Coronel se aleja asustado de Belisa Crepusculario quien no dejaba de mirarlo fijamente emitiendo un sonido extraño a través de su boca.

domingo, 31 de agosto de 2014

¿Amor onírico o real?

Soñé que me enamoré otra vez. 

Ya nos conocíamos. Sólo dejamos de hablarnos por un tiempo, un tiempo de espera, de olvido y desamor.

Estábamos en un parque para adultos, pero éstos no se divertían, no jugaban, ni reían. Se habían acostumbrado a permanecer quietos. 

A mi alrededor, pequeñas tiendas vendían o regalaban recuerdos (quizá míos) y pequeños objetos con algún significado especial. Mi hermana me acompañaba y decidió permanecer en las tiendas.

Vi una silueta conocida. Recordé la primera vez que nos conocimos, sin embargo, algo cambiaba, sus rasgos, expresiones, su tacto. Era diferente, era mi pasado y a la vez mi presente.

De cabello oscuro y piel pálida, sus ojos como cristales brillaban al verme. Su mirada me invitaba a que permaneciera a su lado para hacerle compañía. 

Parecía real y a la vez una ilusión. Me perdí en su mirada y me robó un suspiro. Me dejé llevar por sus palabras y movimientos, con ganas de que se quedara conmigo.

Mi abrí a las posibilidades que me ofrecía, a lo incierto y excitante. A pesar de los nervios y el miedo a perder, seguí a su lado.

Caminamos hacia un lugar desconocido en el servían exquisitos platos japoneses. Había reservado una mesa para estar conmigo. Sin saber qué decir o hacer, el tiempo se detuvo y nuestras miradas se encontraron.

Por alguna razón le pregunté si esperaba a alguna persona en particular y simplemente me respondió "a quien desee acompañarme", sonriendo confidencialmente.

Me miraba como si desde hace mucho tiempo deseara verme. No existen palabras para describir la emoción que sentí en aquel momento ¿Realmente le conocía o era otra persona completamente diferente?. 
Física y emocionalmente atractiva, hermosa e inusual.

Denotaba lo que alguna vez viví, lo que alguna vez sentí y lo que no conocía actualmente.

Me miraba, me sonreía y de pronto desvaneció el momento dando paso a un nuevo amanecer.

domingo, 16 de febrero de 2014

¿Sólo un sueño?

Calles trancadas, militares por doquier, algo parecido al miedo se sentía en el entorno. No por muertes, sino por secuestros no justificados de efectivos nacionales. Estando alerta caminaba por mi sector, evitando las miradas de los hombres vestidos de verde. No entendía, no comprendía qué sucedía, mucho menos lo que iba a pasar en ese momento en Venezuela. Pero era un hecho, las calles estaban militarizadas y se respiraba un ambiente tenso... Sólo pasaron unos pocos minutos, quizá unos segundos, abrí los ojos y me encontré en mi habitación.

sábado, 8 de febrero de 2014

Entre el sí y el no

No sirve estar sin estar, sentir sin sentir. Si se quiere sucederá sino habrá sido una pérdida de tiempo incluso intentarlo. ¿De qué sirve querer avanzar estando todavía en el pasado? en lo que fue o pudo haber sido. Las palabras, el discurso, las etiquetas sólo son la ilusión de algo invisible. ¿De qué sirven las categorías sino sólo para aprisionarnos?

Una relación implica la participación de dos o más personas, por lo que construir una relación, sea de pareja o cualquier otra, no depende de uno solo. Hay intereses comunes, diferencias compartidas. No digas "sí quiero" y luego esperar a que todo cambie por alguna causa inexplicable, imprevisible e invisible, no imaginada.

El orgullo no sirve para estar con alguien, sólo destruye la posibilidad de algo, algo que bien pudiera ser maravilloso. El orgullo es sólo una máscara que no te deja ser genuina, tampoco te deja amar, con locura o con razón, simplemente no lo permite. El orgullo aleja, destruye, rompe, quiebra lo más sublime del ser humano.

Culpar a otros de lo que sientes, significa que no tienes control sobre tus emociones y acciones. No asumir responsabilidad de tus actos, significa que no te importa, eres lo suficientemente egoísta o eres lo suficientemente inmaduro para enfrentar las consecuencias de tus decisiones. No involucres a otros en tus propios errores, supéralos o simplemente, déjalos pasar y continua tu camino.

Ente el sí y el no, es sólo tomar una decisión y avanzar, es aceptar las diferencias y sólo dejarse llevar, permitir que fluya ese algo que el orgullo sólo apaga. Decidir entre el sí o el no, es solamente el primer paso para construir algo, algo que no sabemos cómo será y que quizá no resulte como lo esperábamos, o probablemente sea mejor de lo que creíamos.

¿Sí o no? ¿avanzar o retroceder? ¿cerrar un ciclo o abrir una puerta?... Sólo tú decides.

lunes, 27 de enero de 2014

¿Cómo continuar?

Si me hablas, no logro entenderte. ¿Cómo lograste continuar tan rápido como si nada hubiera pasado?. Yo voy por la etapa de la resignación tratando de salir de la negación para llegar a la aceptación de algo que no podrá ser. Entonces dime, ¿Cómo lo haces?

Quizá no hayas amado lo suficiente. Quizá yo te ame más de lo que debía. No lo sé. ¿Cómo haces para seguir cuando el dolor todavía queda muy adentro? ¿Cómo entender que terminó algo que no tiene futuro y que el pasado no tiene presente?

Probablemente en algún momento lo entienda, no lo sé. Lo único que siento ahora es que hay días en los que quiero abrazarte y no soltarte, así como hay días que prefiero estar sola. La verdad no sé qué significa. ¿Acaso amar implica permanecer en un estado emocional permanente? ¿De alegrías sin sufrimientos? O ¿el dolor forma parte necesaria del amor? Lo único que tengo claro es que los límites los ponemos nosotros mismos.

Recibí una llamada tuya el día 25, del primer mes del año. Sólo una llamada que no pude atender y que tampoco devolví por temor a que me dijeras que fue una equivocación. Dicen que el miedo paraliza las acciones pero sólo puedo controlar mis acciones en estos momentos. Me limité a escribirte un mensaje, corto y conciso, sin embargo, no recibí respuesta alguna. Entonces, pensé que tu llamada sólo pudo haber sido una equivocación, un saludo o una despedida...

martes, 14 de enero de 2014

El hecho de quererte

La verdad es que me has invisibilizado de tu vida. Técnicamente me has borrado de ella, de cualquier forma de cualquier medio. Ahora no sabes nada de mí y creo que no te interesa saberlo. La verdad creo que ahora eres feliz o aparentas serlo, pero tu mirada dice algo distinto. Siento que no pertenezco, ni pertenecí a tu vida, es como si quisieras soplarme como al polvo de una repisa y hacerlo desaparecer en el aire.

Pienso que aparentas para que nadie sepa lo que sientes realmente. Probablemente también aparentabas conmigo. Deberías parar un segundo, detenerte en la agitada vida y preguntarte para dónde quieres ir con esa actitud tuya de superioridad, por qué no entierras el orgullo que en tantos años ha formado una máscara difícil de romper, difícil de quitar. Una máscara que a los ojos de los demás demuestra ser alegre, jovial,  pero que en realidad, no siempre es así, a veces quieres gritar o llorar, o simplemente no hablar.

No sé  la verdad si el hecho de quererte habrá llegado a tu corazón, porque si tanto orgullo albergas en tu interior, dejarte amar debió haberte resultado muy complicado para ti. Quizá yo me equivoqué contigo. Quizá sólo querías entregarte al amor y lo arruiné todo, no lo sé. Posiblemente no me di cuenta... no vi lo que me dabas, lo que recibía y posiblemente no te daba lo mejor de mí.

Intentaba avanzar, tratando de olvidar aquello que alguna vez me dañó pero no dejaba de recordar, aferrada a lo que fue y a lo que pudo haber sido. Probablemente contigo me he equivocando viviendo en un tiempo pasado o en un tiempo futuro, olvidando lo que significaba vivir el presente junto a ti. A lo mejor nos olvidamos en el recuerdo, o nos olvidamos en un sueño no hecho realidad.

Ahora, en mi presente ya no estás, al menos no físicamente. Probablemente es un tiempo para recapacitar, pensar, vivir, conocer, experimentar, sanar... o no. No sé cómo estás, ni qué sientes, sólo espero que no duela como me duele a mí dejarte ir. A lo mejor encuentres lo que andabas buscando mientras nos encontramos, no lo sé... o dejes de buscar lo que no encontraste en mí.

Tengo ganas de verte pero también motivos para no hacerlo, me pregunto qué es lo mejor: ¿ser prudente o impulsiva? ¿dejarte o buscarte?... ¿cómo saber lo que hará menos daño o qué eliminará el dolor? El amor no tiene por qué ser doloroso, no tiene que ser un sufrimiento, debería ser lo contrario o, por lo menos, con muy pequeñas dosis de dolor...

jueves, 9 de enero de 2014

El final del otoño

De pronto, tu aroma a naranja recién cortada , me llegó a lo lejos en aquel parque en el que solíamos transitar por horas día a día, todas las tardes mientras vivimos juntos.

Agarrada de tu mano sentí la sublime caricia del viento que nos rodeaba entre sus brazos, una mañana de otoño. Primero cálida y de repente fría como una noche de invierno.

Tu semblante neutral no emitía expresión alguna y temí que me gritarás o dejarás de mirarme. Un suspiro desde lo más profundo de tu alma me indicaba que era el final. Una mirada perdida me decía que ya no estabas ahí conmigo, por lo menos, no tu corazón.

¿Existe algo más fuerte que el amor? No lo se. Pero por ese "algo" nos alejamos de nosotros, dejamos de querernos, quizá. Ese "algo" lo vi en tu mirada, el último día que estuve a tu lado y me pronóstico el final de un "nosotros".

Ahora... No sé qué sucederá, qué nos prepara el porvenir. Probablemente no vuelva a verte y mi mente se encargará de cuidar a mi corazón, diciéndole que es lo mejor. Es posible que no vuelva a verte más o sólo por los momentos. Ahora... No quiero saber nada más.